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// Marina Pérez Muraro // Blog actualizado: cuentogotas // Librogs: Fábulas sensuales - Los cuentos de Matías - Tuc - La vie standing there - Zona crepuscular - Sirenas - El tercero //

PRESENTACIÓN
















Zona crepuscular
es mi primer libro de poemas, y el único que fue editado en formato tradicional en papel (Zona crepuscular. Buenos Aires: ediciones botija, 1995, ISBN 987-95482-0-5), en una especie de edición de autor que vio la luz gracias al impulso y apoyo de Adriana Llano y Marieta Criado. Antes de este librog, Zona crepuscular tuvo otras dos versiones electrónicas: una en Letralia, Tierra de Letras, y la otra en Duendess, el Portal de Punilla en Internet; que yo sepa ambas ediciones electronicas dejaron de existir; y de la edición en papel no creo que se encuentren ejemplares sueltos dispersos por el mundo.

Este librog recoge el contenido completo y sin modificaciones de aquella edición, tanto los poemas (están todos
los del libro y en el mismo orden) como las ilustraciones que Marcela Lescarboura y Luciana Fernández hicieron especialmente para la edición de papel.

A comienzos del año 1995 yo tenía un conjunto de poemas y el título. De no haber sido por Adriana, que tuvo la idea de regalarme la edición en papel para mi cumpleaños de 1995, Zona crepuscular no habría tomado esta forma: es muy probable que nunca les hubiera pedido a Luciana y la Negra que ilustraran estos poemas, y sobre todo es muy probable que nunca hubiera dado por terminado el libro: habría seguido agregando o quitando poemas, corrigiendo los que estaban, enviando el manuscrito a concursos de poesía hasta aburrirme, etc etc. Sabiendo que el libro lo haríamos nosotras,
yo seleccioné los poemas pensando en mí misma y en mis amigos, y no en ningún editor ni jurado de concurso de poesía invisible. Gracias a Adriana y a Marieta (y a todas las demás personas que colaboraron en la edición de 1995) el libro cristalizó, fijó su forma, y se volvió para mí misma inamovible.

Además, tuve la oportunidad de verme editada (con todo lo que eso provoca), tuve la oportunidad de ver su recepción en un círculo un poco más amplio que el estrecho círculo de familia y amigos, y todo esto me hizo muchísimo bien e inspiró nuevos poemas, pero esa es otra historia.


La historia de la edición en papel está rodeada de anécdotas interesantes, o por lo menos lo son para mí, y me gustaría compartirlas con ustedes, por eso me parece probable que algún día haga el intento de contarlas aquí; pero de momento me da mucha fiaca y lo q
ue más me importa es lanzar el librog al éter informático de una buena vez; así que aquí está: ¡con ustedes, Zona crepuscular! (clap clap clapton).

EL AGONISTA

A Rogelio

En la llanura inmensa del tiempo
yo no camino. Detengo
mis pies de plomo —sus plantas,
como las de todo mortal,
enjabonadas— sobre su superficie de cristal.
En mi sueño
...............mi inmovilidad elimina
............................................los declives
y hace, a la llanura, eterna.
..................................La brisa leve
que levanta mi cuerpo cuando,
como el de todo mortal,
se desliza por la pendiente,
es
....en mis oídos
....................atronadora.

V/L

A Saer

Estoy, entera, en este mundo
a mi pesar compacta
mortal..................Animal.
..............Veo
con más de un sentido.
Lo que otros llaman mundo
—sí, en él estoy, cómo no verlo—
para mí son sombras. Difusas.
.......Otras verdades
más profundas
........incorpóreas
.................individuales
.......me pueblan.
Donde otros ven
.................. papel
......................... letra
.................. lomos anónimos
iluminaciones yo leo.
.......Una claridad
más verdadera que los astros
......... aletea
contra mis costillas / hechas barrotes /
............ y
....... se escapa.

NOSTALGIA (MAR ABIERTO)

Pero por un instante
aparece.

Soltamos amarras
la última despedida
(¿pañuelos en el aire, manos moviéndose, algún grito?)
y el muelle cada vez más lejos.
Imposible mirar hacia atrás:
atar cabos,
arriar velas,
o extenderlas:
maniobras, y el mar.

Deslizamientos. Calma chicha.
Un punto somos entre dos infinitos.
Y entonces, por un instante,
................................ .aparece.

Dentro del móvil horizonte circular
el mar, el cielo, y nosotros.
Añoramos —la buscamos, con la vista, pero no, no está—
por un instante añoramos la costa.

No hay costa. Señal, Sancho, que navegamos.

LA ZAMBULLIDA

Quiero
escalar
por dentro
mi cuerpo
hasta plantarme
en la superficie
de mi piel
para zambullirme
desde ella
como desde un trampolín
hacia lo que es.

O GLOBO

......C
......hace tiempo
......en un mar
......ambiguo
......y
......viscoso
......donde
avanzar......es
......difícil.
......Doy
......brazadas
......y
......patadas
......y nada:
......no nado.
......Tampoco
......me ahogo
......ni naufrago:
......sólo
......floto
......como
......un
......globo
......bobo.

ARENA SOY

No estoy constituida por arterias.
......En mi interior la arena
.................cae
............implacable
..........grano a grano.
.Una lluvia dorada es mi sangre.

Cuando muera
no me pondrá nadie de cabeza
a recomenzar
el goteo.

LOS EXPULSADOS

Ahora vivimos en la pérdida.
A nuestras espaldas
recién cerradas, ya infranqueables
las puertas del Edén.
Nos miramos a los ojos.
Nada tenemos para decirnos.
Este desierto
que ya quema las plantas de nuestros pies
nuestro es para siempre.

LA ERRANTE

Habiendo nacido hace muchos años
.......................... en la ciudad marrón
................................. a orillas del ancho río
partí una mañana de viaje
llevando conmigo sólo un morral ligero
y mi entusiasmo juvenil.
Con ellos recorrí muchos países
vi bosques y praderas
.......................... montañas y hondonadas
desiertos y mares.
De cada paso que di conservo memoria
y en cada paso dejé un recuerdo mío
porque al avanzar algo de mi piel quedó en los caminos
y algo de los caminos se posó sobre mi piel.

Con los años aprendí las distintas
maneras de avanzar:
..........................silenciosa y sigilosamente,
como las serpientes
..........................dejando tras de mí un rastro blando,
como las babosas
..........................ofreciendo al enemigo una espalda dura
..........................y escondiendo las tenazas al frente,
como los cangrejos
y hasta llegué
................ —¡yo, la errante!—
a practicar la inmovilidad de los lagartos como paso de marcha.

No en vano vagué por desiertos
en círculos anillados y entrelazados como
las palabras de un epitafio.
En mi ancho vagabundear vi gentes de toda clase y color
y aprendí a reconocer al acercarme a ellos
en unos por las ropas
en otros por las señas
en aquellos por sus músculos o sus miradas
el tipo de intercambio que podíamos
............................................. juntos
protagonizar.

Hoy me detengo
.................... junto al camino
y me quedo quieta
no inmóvil
como quieto y móvil es lo que crece.
Escucho los sonidos de lo vivo,
de lo que existe y ocurre:
el murmullo de la savia navegando por dentro de las hojas
el susurro de la brisa
zumbidos y cantos
y mi propio sonido
(un rumor lejano
como de tormenta o maremoto que se acerca)
creciendo
como crece lo vivo.

LA HONDONADA

........Cada rostro es un grito.
Esta ciudad sólo contiene pedidos de auxilio
.................................... manos extendidas pidiendo limosna
........................................... ojos sedientos de piedad.

La pena honda de sus habitantes hizo que la ciudad
alguna vez fundada sobre la llanura
............................................se levante ahora
.......................... sobre un valle.

SOMBRAS CHINAS

Recortadas contra una pared blanca y lisa
somos el fantasma negro con el que manos
.................................................... anónimas
nos definen.
................ Nos movemos,
.................................. mutan nuestros espíritus,
palabras vuelan de nuestros labios,
.......................................... rebotan, en silencio,
contra las otras figuras y caen,
..................................... mudas,
al suelo.
Nos mueven los designios de unos dedos largos
........................................................ ajenos
................................................................... y crueles
que fabrican figuras cambiantes
............................ a contraluz de un sol de hueso
..............sobre una superficie
diamantina.

NOVIEMBRE JACARANDÁ

Hay un mes que transmuta el color de los árboles.
Hay árboles que transmutan el color del tiempo.
En el verde repentino de la primavera
.............................................. destacan
las copas violetas.
Mi paso se alarga
..................... mi alma se escapa
el aire límpido se adensa
y hasta las sombras son violetas
en noviembre, el mes del jacarandá.

HOJARASCA

A Sandra

¡Mirá si el árbol
sabiendo que va a perderlas en otoño
entristeciera cada primavera
cuando brotan sus hojas!
Lloraría todo el verano
o se enojaría consigo mismo por esos frutos
redondos y carnosos
que aparecen entre sus ramas.
Y, aunque llore, al llegar el invierno
nuevamente quedaría pelado.

Más temprano o más tarde
todo se nos va a desprender.
Y sin embargo qué podemos hacer
más que enraizarnos
......................... buscar el sol
y reverdecer?

INCLUSO EN LOS DÍAS SOLEADOS

Incluso en los días soleados puedo sentirme melancólica.
Porque en los días soleados de invierno
................................................ incluso al mediodía
la luz cae oblícua
y no hay nada más melancólico que un reflejo oblícuo en los ojos.

BAJO ESTE SOL DE CACTUS

Bajo este sol de cactus
desorillada y a la deriva
dibujo signos claros en pergaminos oscuros
mastico alcauciles
abrigo esperanzas
y conservo, de la espesura,
el recuerdo de su humedad.

MIS OJOS

MIS MANOS

Y si años después rescaté,
................................ de esos horizontes de huesos,
mis manos descascaradas,
................................ fue por no exponer
a algún paseante desprevenido
...................................... a encontrarlas,
y no por el deseo
..................... de convivir con ellas.
................................................ Y no es
porque estén descascaradas
.................................... mis manos
que no las quiero.
........................ No
............................... no es
por eso.
............ Ni por su olor,
.............................. pertinaz, imparable
............ ni por su alma pútrida
.....................su estela de callos
.................... sus arrugas de huesos.
Qué más desean todos
............................ que vivir con sus manos
aunque tengan callos, arrugas,
...................................... olor a viejo.
Nada de eso me importa.
............................... No quiero
manos de princesa, ni de hada,
..................................... no me importa
cómo sean las manos que me acompañen
.................................... —ya no pido nada—
pero me niego
.................. a que sean las mías.
............................................ Porque las mías
no se abrieron
.................... cuando debieron abrirse
no mostraron sus palmas
.................... cuando debieron mostrarlas
y, sobre todo,
no acariciaron
.................... cuando debieron acariciarte.

MAR IMPASIBLE

No me destruís
no me alterás
me dejás entera
intacta
e incólume
cuando siento por dentro la exaltación frenética
de un mar furioso, revuelto y desesperado.
Me dejás dueña del silencio
que expande la aridez desde mi piel hacia más allá
como anillos en el agua
cuando por dentro estoy a punto de estallar en
junglas de rododendros
bandadas de albatros
incendios de lunas llenas.
Soy un cuerpo a la deriva y en tu poder,
mar desencadenado e impávido,
corriendo peligro de ahogarme,
respirando cada tanto bocanadas milagrosas del aire cortante de la noche,
casi muriéndome en tu naufragio impasible;
hasta que me arrojás a la playa
desecha
casi rota
con agua en los pulmones
peces en las orejas
algas en los pies
caracoles en las axilas.

No juegues conmigo, mar embravecido y bravucón.
Ante mí tenés el poder de cambiar la órbita de los planetas
alterar el ritmo de las estaciones
tenés el poder de revertir el Big Bang
y que el universo se concentre en un punto:
el exacto punto en el cual nuestras miradas
se encuentran
chocan
y se funden.

Si nos miramos
el mundo deja inmediatamente de existir.
Sólo veo un linde borroso más allá de vos
las brújulas nos señalan
y el polo magnético de la tierra ya no está donde debiera estar
sino en el cruce de nuestras miradas.

MAREA

“Me dejaría acariciar por tus ganas durante siglos.”
Segundos después comprendí que no dijiste “ganas”
.............................................. sino “manos”.
Años más tarde recuerdo
tu frase y mi confusión.
............................ Quizá sí te acaricié
con mis ganas más que con mis manos.
(Quizá ésa es la mejor forma de acariciar).

Ojalá alguien me acariciara ahora
con unas ganas saladas y húmedas como
.................. oleadas incesantes.
Que arena soy y
.................... dorada y ardiente
me dejaría acariciar.

LA CALDERA

Este lugar es una caldera.
............................... Apenas cuatro paredes,
.......................cinco personas,
nueve horas diarias,
y nuestras figuras se adelgazan,
...................................... débiles,
en la luz difusa de los cristales ciegos
.................. que nos aplana como perfiles.
Nueve horas, cuatro paredes, cinco personas,
y nuestras carnes se consumen
.. hasta dejar de cada uno
el esqueleto limpio de la pasión.
....................................... Paredes adentro,
ya no somos personas
sino nudos negros
...................... en un enjambre de hilos,
boyas
........ o
............ grumos: un poco más espesos que el aire.
Este lugar no es lo que parece
sino un horno en llamas.
.............................. Y
cinco personas, nueve horas, cuatro paredes,
....................................................... es la ecuación
que nos inflama.

SIN BRINDAR

Bebimos sin brindar, y apoyamos, al unísono,
las copas sobre la mesa, tan próximas que nuestros dedos
se rozaron. Y de ese roce escapó
como una bandada lenta de palomas
la serie de caricias
lejanas, ajenas,
más atentas a la mano que las producía que
al cuerpo que
las recibía
al final de las cuales
nos entrelazamos.
Y nos desnudamos
extranjeros
creyentes de que ofrecer nuestra piel
al recorrido de otra lengua
dedicar la nuestra a la inspección de un cuerpo nuevo
hacernos devotos de la satisfacción de los placeres
en sí mismos y para sí mismos,
como si fueran dioses, y nosotros
sacerdotes inmolándonos en su altar,
nos redimiría del vacío que
dentro de cada uno de nosotros
como una piedra volcánica
nos consume noche y día. No hay tal religión.

TÉ A LAS CINCO

Si estoy acostumbrada al té común

que poniendo el agua bien caliente
oscurece enseguida
y más vale quitar pronto el saquito.
Entonces, al hacer un té, por ejemplo, de jazmín
¿cómo sé
cuántas veces
subir y bajar, sobre la taza,
la mano de la que cuelga el saquito?
Sé que a mi ex
convenía llamarlo varias veces al día.
Pero a vos
¿cómo sé
si más vale no llamarte en una semana?
¿Estará ya hecho el té
o estaré retirando apresuradamente el saquito?